jueves, 1 de abril de 2010

Manifiesto optimista de la intrascendente existencia

Mi vida, como supongo la de ustedes, se rige por una serie de principios básicos.
Una de ellos es el que me permite ser optimista en todo momento: "No soy nada y nada importo. Si hoy dejo de existir, el universo será el mismo".
Antes de seguir, debo admitir que poseo el grave defecto y la gran virtud de poseer solamente una perspectiva muy amplia, muy global, casi universal. Las pequeñas cosas me hacen feliz y me divierten, pero suelo ver al mundo con los ojos de la totalidad de la existencia. Y seamos sinceros, nuestro pequeño planeta no importa en la infinitud de nuestro universo.
Bueno, basado en esta perspectiva total, mi principio que puede sonar nefasto y pesimista (e inclusive puede llegar a funcionar de esa manera), es todo lo contrario. No importamos. Si morimos hoy, no cambia nada, todo sigue igual. Si hoy me cae un piano en la cabeza, mañana me llorarán mis familiares y amigos (quizás) pero en el contexto de mi ciudad y/o provincia apenas habré transitado por la vida de un grupo de gente. Ni pensarlo a nivel nacional, internacional... universal. Ninguna estrella estallará por mi muerte.
Si no somos nada, nuestras acciones tampoco cambiarán el destino del universo... Entonces, porqué no hacer lo que tenemos ganas? porqué no ser lo que queremos? por el "qué dirán"? Si esas personas que hablan de nosotros en 100 años no importarán! Ni nosotros ni lo que habremos hecho!
Por eso, si al universo no le importo, a mí sí. Yo soy mi universo y a mí (y sólo a mí) le debe importar lo que hago. Y es por eso que voy a hacer todo lo que quiera, sienta y piensa hasta que mi universo se extinga.
Y lo voy a hacer porque el universo seguirá siendo el mismo.

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