jueves, 1 de septiembre de 2011

Candela

Hoy he perdido la poca esperanza en la humanidad que me quedaba. No se me caería una puta lágrima si hoy desapareciera la raza humana de la faz de la tierra.

Porque no puedo entender cómo una persona puede golpear, asfixiar, desfigurar y asesinar a una nena de 11 años.

Porque no puedo entender cómo un Estado no puede hacer lo suficiente para evitar el sufrimiento y la desaparición de una pendeja divina a la que le quedaba toda una vida por delante.

Porque no puedo entender cómo alguien puede aprovecharse política o ideológicamente de una muerte tan trágica y exhibir el cuerpo de una nena como un trofeo de guerra.

Porque no puedo entender cómo, si se confirma la hipótesis de un ajuste de cuentas, un padre puede hipotecar la vida de su hija por dinero y no colaborar para evitar semejante desenlace.

Porque no puedo entender cómo una sociedad puede crear monstruos que se alimenten de la muerte y el terror de vidas inocentes para después hacerse la desentendida mientras agita las banderas de la muerte.

Porque no puedo entender cómo yo puedo ser tan hipócrita y dejarme inundar por el dolor de una muerte ajena e hipermediatizada cuando hay miles de niños que no me importan por que no aparecen en televisión.

No, hoy no puedo entender nada. Y es por eso que creo que lo mejor que puedo hacer es llamarme al silencio.

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