jueves, 11 de agosto de 2011

Voto por la Ley de Servicios Audiovisuales

Vengo a cuidar mi quintita.

De un tiempo a esta parte dejé de juzgar los criterios de votación ajenos. ¿Por qué mis criterios deberían ser mejores que los de los demás? No me gusta la idea de que mi voto esté más "calificado" que el resto por alguna determinada razón. Creo que todas las razones por las que una persona elige a un candidato y/o partido político son válidas.

Bueno, desde que empecé a votar, mi criterio fue el de gratitud. No es el mejor ni el peor, sólo es un criterio. Provengo de una familia de tradición radical que ha trabajado mucho en política y que, en algunas épocas, ha trabajado (y comido) gracias a la política. Mi vieja sigue trabajando en política y eso le da grandes satisfacciones. La hace feliz. ¿Qué más puede pedir un hijo? En efecto, sentía que le debía un poco de gratitud a la Unión Cívica Radical. Y votaba en consecuencia. No se debe morder la mano que te dio de comer, ¿no? Sin embargo, nunca fui radical. Estoy afiliado, sí, para hacerla feliz a mi vieja, pero nunca milité ni me sentí "identificado" con el partido. Es más, cada vez me siento más alejado, por lo menos, de la dirigencia del partido.

Ahora se acercan las elecciones primarias de agosto. Unas elecciones que parecen no ser más que una gran "boca de urna de octubre", como dijo un amigo. Unas elecciones que parecen no cambiar nada. Como un gran pedido de avales de los partidos políticos en el que la Unión Cívica Radical no "necesita" mi voto porque estoy seguro que tiene los suficientes. No, vieja, no voy a votar por gratitud.

Esta vez voy a votar por continuidad. Tampoco creo que sea un mejor criterio, no. Es sólo otro.

No voy a votar por convicción a un gran sistema de ideas o a un gran partido político. No. Sólo voy a apoyar a aquel partido (si se le puede llamar así) que me garantiza la continuidad de la Ley de Servicios Audiovisuales. Y la continuidad hasta las últimas consecuencias, porque una ley de naturaleza democrática como ésta tiene que ir hasta el hueso. No dar concesiones de ningun tipo. Porque no se deben ceder los espacios ganados. A nadie.

Voy a votar por la continuidad de la Ley de Servicios Audiovisuales porque es una ley que propone democratizar total y absolutamente el sistema de medios de comunicación en Argentina; porque es una ley que piensa la comunicación social como un bien público y no como un negocio privado; porque es una ley que reconoce e incluye a los grupos sociales olvidados por las empresas de comunicación masiva; porque es una ley que nos permitirá tener una televisión más diversa y, por lo tanto, mejor; porque es una ley que propicia la creación de empleos en el campo comunicacional; y, por sobre todo, porque es una ley forjada en las universidades públicas nacionales y cuyos resultados benefician ampliamente al campo universitario argentino, campo del que me siento parte.

Por eso, no voy a votar a ningun partido que no me garantice la profunda y completa aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales. Por eso, no voy a votar a la Unión Cívica Radical. Ahora, no.

Voy a votar por la continuidad.

Después, en octubre, veremos.

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