sábado, 18 de septiembre de 2010

La playa


Una playa.
Arenas blancas. Agua cristalina. El cielo, celeste claro. Palmeras de hojas verdes. Una pequeña bahía rodeada de cabañas. Ella baja por la rústica escalinata de madera de una de las cabañas. Lleva una bikini naranja y un pareo del mismo color. Se sube a una de esas motos acuáticas que se encuentra flotando en la playa. Me da la espalda, pero, al momento de arrancar, gira su cabeza y la reconozco. Es la cantante que estuve escuchando en las últimas semanas. La reconocí por esos hermosos ojos fuertemente delineados.

El interior de una cabaña.
Estamos solos. Ella está acostada en una gran hamaca tejida colgada de dos columnas de la cabaña. Yo, sentado en la hamaca, inclinado sobre ella. La miro directamente a los ojos, esos ojos fuertemente delineados. Lleva una bikini y un pareo celeste claro, como el cielo de la playa. Hablamos y ella sonríe constantemente. No puedo besarla, pero logro tocarla. Ella sigue sonriendo y hablando.

La despedida.
La misma cabaña, llena de gente. De sus hermosos ojos, ahora sin delinear, brotan tristes lágrimas, mientras se despide de la gente. Ella se dirige hacia mí y una mujer a mi lado, su representante me dice: "¿sabés de cuántos chicos como vos se enamora en cada viaje?". No puedo evitar sentir el dolor de su pérdida en el pecho. La abrazo y le doy un beso en la mejilla. La tristeza en sus ojos me fulmina. "Está todo bien", le digo. No está nada bien. La pierdo. Ella sigue despidiéndose. Le digo a su representante: "Lo hice por ella". No entiendo porqué. Todo se desvanece.

Me despierto.
Fue todo un sueño. Ella está a millones de kilómetros de mí y yo, en mi habitación. Pero no puedo evitar querer estar en aquella playa... junto a ella.

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